17.08 Eagleton, Discurso e ideología – Versión de Eduardo Eguiarte

Bitácora de la sesión del 17 de agosto
Versión de Eduardo Eguiarte Ruelas

La clase se desarrolló tomando como base el texto de Terry Eagleton “Discurso e Ideología”, que se encuentra en su libro Ideología, Una Introducción. El profesor dividió la clase en cuatro partes:
  • Planteamiento del problema.  Relación entre discurso e ideología
  • Primera refutación
  • Relación entre lenguaje y realidad
  • Segunda refutación

1. Planteamiento del problema. Relación entre discurso e ideología

El profesor inició la exposición con el planteamiento de la pregunta: ¿cómo relaciono el hacer con aquéllo que yo justifico sobre lo que hago? Desde una perspectiva posmarxista, la unión se da porque hay una subordinación de la realidad al discurso. La realidad no existe sin el discurso, pues este la maneja. Según el sociólogo francés Pierre Bourdieu, la práctica social sólo se da a partir de un discurso que dice por qué, cómo y cuándo realizar dicha práctica. Para demostrar esto se habló sobre cuándo se toma una foto. Tomar una foto no es una práctica espontánea, dado que ya hay una codificación social de por qué, cómo y cuándo tomarla. Por ejemplo, cuando alguien se casa, un niño nace o se hace un viaje, es impensable que no se tomen fotos. Hay un discurso que determina cuándo realizar dicha acción, ésta no surge por sí misma. En términos generales, la práctica sólo tiene sentido en función del discurso, nunca lo puede preceder. O sea, toda experiencia está determinada por el modo en que aprendimos a experimentar a partir de una serie de discursos.

Posteriormente, se mencionó que en el siglo XIX hubo lo que se conoció como la educación sentimental, lo cual se refiere a la forma en que las personas –a través del discurso– eran educadas para amar, sonreír, entristecerse o enojarse de cierta manera y en determinadas situaciones. Es decir, uno atribuye a un sentimiento un significado porque los sentimientos ya están determinados en el discurso. La gente tiene emociones respondiendo a un discurso. En este sentido, tampoco existe la espontaneidad en el sentir. Así, se dijo, en el siglo XX este mismo argumento continuó vigente. Desde esta perspectiva, cuando alguien dice que ama es porque hay un discurso que le dice lo que eso significa. El sentimiento no existe en sí, sino que existe a partir del discurso.

A continuación, el profesor explicó que la realidad es el discurso. Nosotros estructuramos lo que somos, pero otros nos dicen cómo hacerlo. De esta manera, sólo hay experiencia porque ya supimos cómo componerla. Dicho con otras palabras, hay un discurso que nos dice cómo ser o cómo actuar, esto es, que regula nuestras prácticas. Y sin él, no tendríamos experiencias porque éstas no existirían.

En este punto de la clase Ana Karen León preguntó si un bebé que no tiene discursos podría tener experiencias, a lo que se contestó que no. Puntualmente, se dijo que un bebé no puede experimentar. El bebé comienza a distinguir las cosas cuando empieza a adquirir discursos.

Para finalizar el primer punto de la exposición, el maestro aclaró el esquema tradicional de la comunicación, según el cual, dos hablantes, por medio del lenguaje común o código, comprenden un referente; verbigracia, una persona le menciona a otra una silla. Quien recibió el mensaje sabrá lo que ésta es porque ya existe un discurso que dice lo que es una silla. El discurso hace que ambos tengan la “experiencia” de la silla.

2. Primera refutación

La idea de los posmodernos de que es imposible acceder a la experiencia del objeto en sí enfatiza un problema: clausuran la apertura original de sentido, cerrando la posibilidad de significación de las experiencias, cuando la realidad es infinitamente mayor a las experiencias que da el discurso. Sin embargo, el cierre del sentido puede resultar políticamente provechoso, por lo que todas las ideologías requieren cerrar la significación.

Se puede experimentar algo porque ya hay una estructura. Hay que recordar que la experiencia está estructurada en función del discurso. Si hablamos de un concepto abstracto como lo es ‘sociedad’ decimos que se experimenta ser parte de ella porque hay un discurso. En otros términos, la experiencia “latinoamericanista” es posible por el discurso de lo que significa ser un latinoamericanista. Otro ejemplo: cuando un equipo de fútbol gana la copa mundial la celebración es muy grande porque hay un discurso que dice que ganar la copa del mundo es el mayor reconocimiento que puede tener un equipo; por el contrario, si un equipo gana un partido en un torneo de fútbol llanero, la celebración no será la misma porque no hay un discurso que diga que ganar ese tipo de torneos signifique que se merece un gran reconocimiento.

3. Relación entre lenguaje y realidad

Para empezar esta parte de la exposición, se definió el concepto tradicional de ‘verdad’, que es la correspondencia entre el intelecto y la cosa. Sin embargo, el modo en que puedo hablar de lo real ya está estructurado por el lenguaje. No puedo acceder a lo real en sí, sino que construyo lo real por medio del lenguaje. Por ejemplo, un sujeto comunica que cierta mesa es blanca. ¿Cómo es que otro entiende de qué objeto se habla? ¿Cómo elucidar que ese objeto es blanco de la misma manera para los dos hablantes? El hecho de que ambos percibieran como “lo mismo” a “la mesa” y que también la vieran “del mismo color” fue posible porque ya había un discurso. Esto es, ellos estructuraron la experiencia de que la mesa es blanca porque previamente hubo una serie de discursos acerca de los muebles, de su función, de los colores y cómo distinguirlos, etc. Dicho de otra forma, sólo hubo “mesa” a partir de que se estructuró la realidad, y ésta sólo se estructuró por medio de los discursos.

Después surgió la cuestión sobre si la experiencia puede preceder al discurso, poniendo como ejemplo el descubrimiento de América. Cuando lo europeos llegaron a América no conocían el continente, por lo que se podría pensar que antes del discurso experimentaron. Sin embargo, esto no es así: ellos creían que habían llegado a las Indias, pero cuando se dieron cuenta que no era así, lo incorporaron según los discursos que ya tenían. No crearon uno nuevo de la nada. Experimentaron en función de lo que ya sabían. Por lo que se puede decir que toda experiencia está en función de discursos que ya estructuraron la realidad.

Otra pregunta fue si el discurso es práctico o teórico. A aquello se contestó que es práctico porque crea lo real. Un discurso siempre es real porque genera prácticas. Otra pregunta fue si existen discursos irreales. La respuesta fue negativa, pues desde que es un discurso es real. Un discurso nunca es falso en sí mismo, pero puede serlo en relación con otros. No obstante, no hay manera de verificar la verdad o no de un discurso en sentido absoluto porque, desde esta perspectiva, la estructura de lo real está dada por el discurso.

Eagleton plantea que un lugar en la sociedad no implica tener necesariamente una serie de ideas. Es decir, un obrero no tiene ineludiblemente ideas de lo que significa ser obrero como consecuencia sus condiciones materiales: no por ser obrero va a creer inevitablemente que las condiciones en que vive son injustas y que podría aspirar a una mejor vida, salvo desde la perspectiva del discurso sobre la explotación. La superestructura no es el mero “reflejo” de las condiciones en que nos encontramos. Asimismo, dice Eagleton que los significantes están en movimiento: ser mujer era una experiencia distinta en el siglo XIX.

4. Segunda refutación

Eagleton manifiesta que a pesar de sus aciertos, los posmarxistas tienen algunos errores. Uno de ellos es que confunden entre significado y referente. Esto es, cuando yo digo silla para referirme a un objeto, el significado es creado por el discurso que me dice que tal objeto es una silla. Mientras que el referente es aquel que yo no establezco con el discurso, en este caso, la silla como objeto. Pues bien, los posmarxistas dicen que lo material está en el significado, mientras que –el profesor no dejó de mencionarlo– una interpretación ingenua del marxismo dice que las ideas están en función directa de las condiciones materiales. Eagleton sugiere, y con esto concluyó la clase, que hay algo más allá del significado, que en el referente está inscrito lo real. Y para ejemplificarlo se mencionó la relación entre clase y conciencia de clase. Hay cierta realidad en la condición del obrero que hace que éste pueda darse cuenta de su posición, anteponiéndose el referente al significado.

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